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«Somos las que estábamos esperando», un verso de June Jordan elegido en colectivo como título para un libro que recoge el testimonio de una veintena de mujeres en lucha. Desde una oralidad primera sus palabras fueron transcritas y trabajadas a lo largo de dos años para terminar articulando textos que muestran las verdades de estas mujeres. Ellas pertenecen a grupos sociales normalmente excluidos de la escritura; alguna ni leer sabe. En consecuencia, sus saberes para sobrevivir a desahucios, violencias e injusticias solo suelen ocupar el lugar escrito cuando son mediados por otras personas. Aquí la apuesta fue la contraria: vulnerar la norma y dejar que su saber ocupase, en primera persona, el objeto libro. Las veinte mujeres que firman esta obra pertenecen a grupos sociales normalmente excluidos de la escritura de libros. Alguna de ellas ni leer sabe. Sus saberes para sobrevivir a desahucios, violencias e injusticias no suelen aparecer por escrito, si no es por mediación de otras. Aquí, sin embargo, optamos por vulnerar la convención, dinamitarla, y les ofrecimos escribir con libertad, dejando que se expre